Al contrario de lo que sucede con la mayoría delos bares supervivientes de aquellos días, tiene algo más que ofrecer que vestigios del pasado mejor o peor conservados y es que HAWAIKA es el primer y hasta el momento único bar Neotiki existente en España.
Sus actuales propietarios son conocedores de la existencia del tiki revival americano (¡bendita Internet!) y han intentado convertir su local en una versión nacional del mismo.
Después de visitarlo lo cierto es que no tengo claro si lo anterior es bueno o malo, aunque menos reservas parece tener su clientela habitual, que abarrota casi permanentemente el lugar y al fin y al cabo son quienes mantienen el local.
Es además conocido por tiki aficionados extranjeros desde hace años y figura en Critiki , gran atlas del mundo tiki, donde consta con una excelente calificación (lo que no es de extrañar, pues se la han puesto ellos mismos en una hábil jugada de marketing. Que picarones).
Esa misma visión comercial les ha hecho crear un complicado sistema de puntos que permite hacernos con interesantes regalos que incluyen desde sus interesantes vasijas a una camisa idéntica a los de los camareros. Emociona pensar cuantos valencianos que cuentan con tan preciosos artículos en casa.
Pasemos al bar.
En el exterior nos recibe su carta enmarcada por dos antorchas, lamentable apagadas, seguramente por motivo de alguna ridícula regulación municipal de seguridad sin el menor sentido del espectáculo.
Gran desilusión. Tratándose de Valencia, no desechaba la posibilidad de ser recibido por tikis de varios metros en llamas. Tal vez no visité la ciudad en la fecha correcta.
Tras atravesar los dominios de un combativo guacamayo y luego los un no menos agresivo barman nos, introducimos en el impresionante laberinto de cañas y falsa vegetación que constituye la mayor parte del bar y que conduce a una serie de coquetos reservados, que en un alarde high tech están vigilados mediante circuito cerrado de televisión, así que cuidadito con las manos en HAWAIKA.
Y cuando hablo de laberinto lo hago en serio. Si por alguna razón debes separarte de tus acompañantes, puedes tenerse serios problemas para reencontrarlos si no tomas las debidas precauciones.
Todo el local se encuentra decorado siguiendo al pie de la letra el manual del buen tiki bar del siglo XXI. Abundantes esculturas y mascaras de distinta catadura, pinturas realizadas con mayor o menor acierto y la imprescindible fuente.
Lamentablemente cierta chapucería en la ejecución y la introducción de elementos exóticos de tienda de chinos devalúan un poco el resultado final.
En materia de coctelería HAWAIKA marca nuevamente distancias respecto la resto de bares hawaianos españoles.
Su carta es prácticamente inabarcable y puede provocar un ataque de ansiedad en el tiki aficionado de paso.
Entre clásicos internacionales como El Mai Tai y el Chi Chi o Ibéricos como el Malekula o Perla del Vicio, abundan las creaciones propias como el Ooga-Mooga (que demuestra que tienen conexión a Internet y saben usarla), Testamento Maorí, Aloha Malaka, con algunas de las descripciones más delirantes y probablemente peor redactadas que haya visto.
Para su elaboración emplean fruta natural y pulpas y un extenso surtido de jarabes de aspecto terrorífico que no tienen pudor en mostrar.
El resultado cuanto menos impacta por lo diferente.
Las presentaciones son también muy trabajadas, cosa muy de agradecer y que se hecha menos en el resto de bares. Algunas son realmente enigmáticas. Por ejemplo mi Piripi-Tuki incluía en el depósito normalmente al hielo seco una especie de confitura con una cuchara fluorescente. Todavía esto intentando descifrar su significado.
Todos sus combinados pueden solicitarse sin alcohol y también sirven helados (estamos en Valencia), uso interesante aunque ciertamente poco ortodoxo para una vasija tiki.
Bueno, de hecho las propias vasijas no son en absoluto ortodoxas.
Otra anomalía dentro del panorama tiki hispano, pero considero que merecen un tratamiento separado más extenso.
En conclusión, una experiencia tiki tal vez no perfecta, pero al si muy interesante y con la satisfacción de ver que además de pasado existe futuro aunque sea algo incierto