Aloha.
Cerca de seis meses después de comenzar a la crónica de Trader Vic´s en España, llega la segunda entrega.
Durante casi de una década España fue miembro del selecto club de países en los cuales sus ciudadanos podían experimentar las legendarias delicias de una institución del estilo Tiki como Trader Vic´s. Todo un privilegio si tenemos en cuenta que un 30% , de los cerca de 20 los locales existentes, se encuentran en Estados Unidos.
Del Mai Tai bar de Estepona ya hablamos en su momento.
Hoy le corresponde al Trader Vic´s marbellí.
Se encontraba situado en un complejo turístico de Puerto Banus llamado La Alcazaba. Para llegar hasta el bar era necesario rodear una rotonda con esculturas de rinocerontes de tamaño real. Un bonito e involuntario homenaje de Jesús Gil a Victor Bergeron, reconocido amante de los safaris.
Ya dentro de la urbanización un hermoso Tiki sobre una columna anticipaba lo que nos esperaba y una placa con el logotipo de Trader Vic´s en cerámica sevillana ponía un entrañable toque cañí.
El bar ocupaba una zona muy extensa, cerca de la mitad del local. El resto estaba dedicado a restaurante. Contaba con todos los elementos que mandan los cánones del perfecto Tiki bar clásico. A saber: metros y metros de tapa, lauhala, bambú, flotadores, Tikis, nasas, artefactos náuticos, outriggers y más Tikis.
El local disponia también de un espacio que salía de la ortodoxia Trader Vic´s, pero que es muy de la tierra: la terracita. Disponía de una zona ajardinada con palmeras y una piscina iluminada, que permitía degustar tu Mai Tai a la fresca.
Personalmente soy más de buscar acomodo a la sombra de un buen Tiki, pero la verdad es que esta novedad tenía gran aceptación entre los visitantes del extranjero.
Como puede verse, el lugar ofrecía poco lugar para las sorpresas, y eso es bueno.
En un sitio como Trader Vic´s los problemas comienzan precisamente cuando intentan desviarse de los principios que ellos mismos fijaron hace varias décadas.
Es cierto que le faltaba esa pátina de venerabilidad que solo otorga el paso de los años, pero salvo por ese detalle, su precios exagerademente caros y una clientela compuesta basicamente por señores de tono bermellon intenso, una vez dentro del local no era posible decir si nos encontrábamos en España o en cualquier otro de los Trader Vic´s del mundo.
A pesar de estar localizado en un lugar un tanto extraño, la vieja formula del señor Bergeron, demostró de nuevo ser infalible y el Trader Vic´s malagueño funcionó extraordinariamente durante muchos años.
¿Entonces, cual es la razón de que hoy nos encontremos huertanos de Trader Vic´s?
Ya hemos visto en otras ocasiones como la marrullería es algo inseparable del Tiki español. De hecho, creo que puede considerarse como una de las más importantes fuerzas que impulsaron su desarrollo. Pero lamentablemente esta idiosincrasia de nuestro Pop Polinesio no encajó con las formas de de hacer de Trader Vic´s.
Una de sus políticas de la cadena es la distancia entre establecimientos. Cuanta más, mejor.
En España, aprovechándose de los pocos conocimientos de geografia de los americanos, les colaron un segundo bar a menos de 20 kilómetros de otro, contándoles que Estepona estaba en Cadiz y que ambas provincias eran una especie de cantones independientes.
Evidentemente la verdad se descubrió pronto y las relaciones fueron bastante tirantes a partir de entonces.
Diferentes licencias tomadas en la gestión del bar tampoco ayudaron a mejorar la situación y condujeron a que Trader Vic´s estuviera ansioso por quitarse de en medio a sus socios de España.
Si hoy intentáis echar un vistazo en la web de Trader Vic´s, encontrareis que se han borrado todos los rastros de su aventura Española, lo que da una idea de cual es su sentimiento sobre la experiencia.
A pesar de lo que pueda parecer, este no es el final de la historia.
En seis meses, la siguiente entrega.