miércoles, 17 de noviembre de 2010

COVARRUBIAS EN MADRID

El arte de Miguel Covarrubias es una de las bases de lo que hoy conocemos como Pop polinesio.
Esto no cosa que pueda discutirse.
Por esta razón su obra es objeto de admiración y reverencia por parte de de todo buen Tiki aficionado y especialmente para aquellos con debilidad por el Tiki Latino.
Arte aparte, su vida es un modelo a seguir por todo buen coleccionista obsesivo que se precie.


Por eso para los que sufrimos de ambas condiciones, una exposición llamada “México ilustrado. Libros, revistas y carteles, 1920-1950”, es motivo de gran emoción y regocijo.
Lamentablemente estamos ante una nueva historia de expectativas frustradas.
Soy realista. No esperaba encontrar demasiadas muestras de la faceta más exótica de Covarrubias, pero al menos si algo más de respeto hacia el artista.
Pero los responsables de seleccionar los objetos a exhibir han dado prioridad a los valores políticos y a la relación entre las culturas Mexicana y Española sobre los artísticos. Miguel Covarrubias resulta demasiado universal y a la vez demasiado Mexicano y para poder encajar en este planteamiento.



Mientras podemos contemplar montones de aburridas portadas de libros de Miguel Hernandez y García Lorca , ilustraciones de Diego Rivera, que si parece tener un perfil politicamente aceptable y poco sutiles representaciones del fascismo como diversos tipos de reptiles, la presencia de Covarrubias en la exposición se limita a poco más de media docena de objetos con los que cualquier aficionado al artista estará familiarizado, si es que no los tiene en su estantería.
Además su mexicanidad militante, tampoco parece encajar la en pazguata imagen de hermandad entre los pueblos que quiere ofrecerse.
Que burros. Si lo que querían era política, Miguel Covarrubias, fue un artista cuyo significado político da para media de docena de exposiciones como esta. Pero eso sí, nunca dibujó de personas empuñando aperos de labranza mientras miran al infinito, botas aplastando el capitalismo y otras alegorías finas de este estilo.
Al menos de forma implícita se reconoce la fuerza la estética de Covarrubias, al elegir varias des sus ilustraciones, ampliadas y sin acreditar, para decorar los paneles informativos de la exposición.


Otra buena parte de la la decoración corresponde Guadalupe Posada, artista al que también se ningunea, aunque en este caso cuentan con la coartada de no entrar estrictamente en el periodo histórico que se supone cubre la exposición.
Como resultado de esta mezcla de ignorancia y prejuicios, hemos perdido la oportunidad de disfrutar del arte del señor Covarrubias.
Otra vez será.

1 comentario:

X dijo...

Si que es verdad que la expo es escasa, pero está curiosona. Para pasar un rato. Pero claro, si lo que quieres ver son las grandes obras de Covarrubias, pues no. Algún día quizá...