jueves, 29 de diciembre de 2011

Señor Caníbal

Efteling es un parque de atracciones Holandés inaugurado en los años 50 y situado a algo menos de 100 kilómetros de Amsterdam.
El parque está dedicado al mundo de los cuentos de hadas.
En ese entorno, el apacible corazón de uno de los países considerados como socialmente más avanzados del mundo y en medio de hadas, duendecillos y elfos podemos encontrar a Monsieur Cannibale.



Sin duda, una de las mejores atracciones de feria de inspiración Tiki del Continente.
Es cierto que tal vez no alcance el esplendor exótico de nuestro Port Aventura, pero desde luego es infinitamente superior en cuanto a su nivel de rancia incorrección política, algo cada día más complicado de encontrar al natural y que seguro que todo aficionado a las cosas del Tiki aprecia. Probablemente su insospechada ubicación es la razón que ha permitido que Monsieur Cannibale haya sobrevivido a los esfuerzos de las autoridades por borrar las pruebas de los pecadillos de las generaciones anteriores


La atracción no escatima en bambú, máscaras y Tikis en su decoración y resulta aún más espectacular en invierno, cuando está cubierta por una impresionante estructura en “A” para defenderla de los rigores de la estación. No debe perderse de vista que la instalación fuera realizada a mitad de los 80, años antes de que el revival del Tiki se pusiera en marcha en Norteamérica.


El objeto de Monsieur Cannibale es introducirse dentro de unos ardientes calderos que giran a gran velocidad alrededor de la representación de un caníbal y su joven asistente blanco, realizada de acuerdo a todos los clichés raciales imaginables y en un estilo digno de los mejores Maestros Falleros. El Señor Caníbal devora un helado decorado con una sombrillita y tiene a su lado lo que cualquiera familiarizado con las cosas del Tiki podría considerar un Mai Tai.
Todo esto al alegre y obsesionante ritmo del inmortal clásico de Sacha Distel que da nombre a la atracción.


Uno de los últimos reductos de sana diversión políticamente incorrecta de Europa donde, por el módico precio de un ticket de admisión podemos embarcarnos en un viaje a la época dorada del paternalismo cultural europeo, una época en la que hacer chistes sobre lejanas culturas no era aún tabú y en el que se combina fascinación por el canibalismo, el humor chusco y los estereotipos racistas.
Cosas que no se aprenden en un museo.


martes, 8 de noviembre de 2011

El tamaño importa


 Es posible que los más veteranos visitantes del blog recuerden cuando hablamos aquí de la construcción de un espectacular complejo hotelero Tiki en la costa de Málaga. Las circunstancias económicas de aquel momento no parecian augurar un futuro muy prometedor para  semejante propósito y todo parecía indicar que se trataba de algo condenado a terminar sin remedio en el limbo de los proyectos nunca realizados.
Pero si algo hemos sacado en claro de la historia del  Pop Polinesio en España  es que cuando un hostelerode nuestro país  sucumbe a la fiebre del Tiki, no hay obstáculo suficientemente grande como para impedirque  lleve a cabo su idea por muy descabellada que esta sea. Y así, como  ya  sucedió en la primera explosión Pop Polinésica de  comienzos de los 70,  los  principios  básicos de la economía  y ni siquiera el sentido común  resultan aplicables cuando se trata de asuntos Tiki, y ahora con una situación económica que casi nos hace añorar la de  cuatro años atrás cuando tratamos este tema,  contamos en nuestra costa con lo que probablemente sea el mayor, si no  único, complejo hotelero  Tiki del planeta.

 

En los tiempos que corren es inevitable aproximarse con  excepticismo a un proyecto semejante,  pero cuando uno lee en la publicidad del establecimiento frases como  “viajar  a los mares del sur sin salir de la Costa del Sol. Puede parecer imposible, pero alojarse en Holiday Polynesia transporta al cliente a miles de kilómetros, a las exóticas islas que inspiran el diseño de este hotel”, empieza a sentir que esta gente sabe más de un par cosas  acerca del sentido del Pop Polinesio y la incredulidad inicial comienza a transformarse en deseo irrefrenable de embarcarse en este viaje a exóticos y lejanos destinos con solo una muda limpia y un billete de autobús.


Las pocas dudas que aún nos pudieran  quedar  se disipan totalmente, en el mismo momento en el que llegamos al hotel y somos recibido por una enorme  estructura en A, como nunca antes se había visto en nuestro país,   a cuyos lados se han materializado aquellas “singulares figuras etnicas” ,que en su día mencionaba el proyecto, en forma de  postes   Tiki de unas dimensiones capaces de provocar vértigo al más curtido aficionado a las cosas del Pop Polinesio.

 

Si después de pellizcarnos  para superar el estupor seguimos adelante, nos encontraremos con un   exuberante jardin-lobby con luz natural, donde se encuentra la recepción y  junto a ella  gran lago central que separa  las tres áreas diferenciadas en las que se divide el hotel: Bora Bora, Isla de Pascua y Samoa. Todas ellas pobladas  con una frondosa  flora tropical y empleando como elementos decorativos como estanques,cascadas, puentes colgantes, aves y  reptiles exóticos, y por supuesto abundantes “singulares figuras étnicas”.

El complejo cuenta también con todos los servicios  y amenidades habituales en este tipo de establecimientos, todas ellas debidamente tikificadas, aunque en algunas ocasiones solo sea nominalmente. Pero sinceramente es difícil ser quisquilloso ante la perspectiva de  quien puede resistirse a relajarse después de  una larga jornada de no hacer nada en el Spa Monoi o el piano bar Mai Tai, cenar en restaurante Maeva,  echarse un bailecito en la discoteca Ukulele.

Aunque todas las islas de este falso paraíso Pop Polinésico son igualmente recomendables, pero si debemos elegir una entre ellas,  renunciamos con lágrimas en los ojos a nuestra amada a Bora Bora, y optamos por Rapa Nui,  que es la que cuenta la decoración más exuberante, que entre otras maravillas incluye un imbatible  jardín de moais.

Sin embargo hay que reconocer que no todo es perfecto en el paraíso. Las propias dimensiones desmesuradas del establecimiento y el excesivo empleo de materiales como el mármol o el metal provocan cierta sensación de frialdad y los más ortodoxos (yo mismo) se sentirán muchas veces incomodo debido a ciertos detalles incongruentes  de decoración colonial y sobre todo de especialmente detestable “exotismo chill out”, tan de estos tiempos. Budas, incienso o mobiliario hindú, son elementos capaces de arruinar el día al  aficionado más sensible a las cosas Tiki,  pero ya se sabe que las penas con Tikis son menos y eso no es algo que precisamente falte en este complejo hotelero y basta con girar la cabeza hacia un aviario exótico, una pecera  tropical o un grupo de Tikis para encontrar alivio. Hasta   a las habitualmente irritantes actividades de animación o actuaciones musicales  se les puede encontrar  su punto simpático si ser realizadas entre ídolos y palmeras, y sobre todo si se cuenta con la inestimable ayuda de una pulsera de “Todo Incluido”.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ensalada Hawaiana

Con la vista puesta en aquellos que gustan de llevar de una dieta exótica, pero no pueden sustraerse de las exigencias de la vida moderna, Conservas Isabel ha lanzado al mercado esta temporada una línea de ensaladas exóticas.

Sobre el papel, las promesas de exuberancia enlatada de la publicidad del producto y el que se anuncie como “edición limitada”, termino que ineludiblemente provoca un involuntario estremecimiento en cualquier coleccionista de parafernalia Pop Polinesia, es más de lo uno necesita hacerle un hueco en la despensa.

Lamentablemente la presentación del producto en un envase de plástico blanco, aunque incluye un coqueto tenedorcito violeta, resulta excesivamente convencional y deja por los suelos la libido del más lascivo fanático del exotismo de bote. Se echa mucho de menos el empleo de cierta de iconografía Tiki, que sin duda hubiera convertido el producto en una conserva de culto.
Visualmente el contenido tampoco ayuda a mejorar mucho esta mala primera impresión del exterior. Una mezcla de pequeños trozos zanahoria, maíz y piña y unos pedazos de atún. Aunque cumple con la inclusión de la piña, el requisito universalmente aceptado para calificar un plato como hawaiano, los colores apagados de las verduras y el que el atún parezca que haber sufrido alguna clase de violencia severa, hacen difícil hacer de su degustación una satisfactoria experiencia de gastronomía exótica.

Al paladar resulta una textura blanca con una mezcla de sabores difíciles de definir, predominantemente agridulces con ligeras notas de conservantes.
Definitivamente no podemos decir que se trate de un buen producto.



Pero para un verdadero aficionado a las cosas del Tiki, la mala comida no es cosa que pueda ser despreciada a la ligera.

La deficiente calidad de los platos servidos originariamente en los restaurantes Polinesios clásicos fue en buena parte lo que impulsó esas presentaciones espectaculares, y sobre todo, los combinados de sabores complejos y alto contenido alcohólico que todos adoramos y que tenían mucho que ver con enmascarar estas deficiencias de sus platos al mismo tiempo que permitían a los restauradores Tiki cobrar precios desorbitados por platos que no eran sin infra-cocina.

Y ahora, Conservas Isabel, con esta nueva linea de ensaladas exóticas, el brinda al aficionado a las cosas del Tiki la posibilidad de ofrecer su pequeño homenaje doméstico a la gran mala cocina de los palacios Pop Polinesios del pasado.

jueves, 30 de junio de 2011

ROBERTO ALCAZAR Y PEDRIN

Roberto Alcázar y Pedrín ha sido durante mucho tiempo uno  de comics españoles más denostados. Las connotaciones franquistas del apellido del protagonista,  los rumores de que José Antonio Primo de Rivera le prestó su imagen y una fácil interpretación descontextualizada han, provocado haya sido clasificado como poco más que como encarnación de los valores fascistas e  instrumento de adoctrinamiento del régimen  de Franco . Por esta razón, pocos se atreven a  atribuirle a este clásico de nuestro comic ningún mérito más allá de sus valores nostálgicos.


 Hay que reconocer en sus más de 30 años de historia, nunca  llegó a ser  precisamente sofisticado en el aspecto gráfico y desde este punto de vista Roberto Alcázar y Pedrín no han envejecido nada bien. Pero todo lo que pueda tener de rancio o acartonado visualmente queda sobradamente compensado por sus contenidos, pura literatura de evasión extrema, en la que la única ideología que puede encontrarse es la ideología del folletín más descerebrado, que  en muchas ocasiones  pone  en cuestión buena parte de los Principios del Movimiento Nacional y podría incluso considerarse subversiva para aquella época.



Así, en sus paginas encontramos elementos clásicos de la buena literatura de evasión despendolada como bustos parlantes, gorilas humanos  arpias del espacio y por supuesto aventuras en los mares del sur.


Para asombro y disfrute del aficionado a las cosas del Tiki, en las peripecias polinésicas de Roberto Alcázar y Pedrín,  no  encontraremos la previsible  imagen lírica e idealizada  de las islas tan común en la literatura de tema Polinesio o el uso de los mares del sur como un simple decorado exótico perfectamente intercambiable de la literatura de aventuras.

En las paginas de Roberto Alcázar y Pedrín nos encontraremos con esa imagen de superficial, juguetona y políticamente incorrecta del sur del Pacifico tan  propia del Pop Polinesio.  Tikis y toda clase de divinidades paganas, erupciones volcánicas, cazadores de cabezas, wahines ligeritas de ropa e incluso misteriosas bebidas humeantes pululan por las paginas de estas historias. 


Con lo que ¿quien podría decir que además de proporcionar buenas dosis de imprescindible evasión extravagante a la sufrida España franquista, no introdujeran también el subconsciente colectivo, no proclamas fascistas como creen algunos, sino esa visión de la Polinesia Ibérica que acabaría originando la sin par explosión  del Pop Polinesio  en nuestro país unos cuantos años después?

lunes, 20 de junio de 2011

MALIBU NERJA



 De un tiempo a esta parte, parece que estemos  viviendo un resurgimiento de la hostelería Tiki. Entre los nuevos proyectos, modestos pero dignos, de los últimos tiempos está el bar Malibu en Nerja. Un loca, que a pesar de estar localizado en un muncipio con un ayuntamiento con una política abiertamente hostil para con las manifestaciones de Pop Polinesio, ha logrado salir adelante.


Como suele ser lo habitual en estos casos, el proyecto es resultado de la fascinación de sus propietarios por la tradición Tiki Ibérica, de la que intentan recoger la llama. 
La decoración del local es modesta, exigencia de estos tiempos duros que vivimos, y no encontraremos las exuberantes cerámicas de otros tiempos.  Pero recicla con éxito para la causa del falso exotismo antiguas estructuras de falso bambú que ya existían en la anteriores encarnaciones del bar y  con la ayuda de una  iluminación excepcionalmente cuidada, un amplio surtido de tradicionales vasijas Tiki nacionales y buena mano en sus combinados, cumple sobradamente todos las exigencias del  más quisquilloso aficionado a las cosas del Tiki.
Además de esta zona de bar acogedora y en penumbra en la mejor tradición del Pop Polinesio clásico, Malibu cuenta con una terracita donde disfrutar a la fresca de tu Zombie o Mai Tai.  Aunque se trate de algo contrario  a la ortodoxia del Tiki, degustar un   volcan doble humeante  en la via pública es una experiencia que todo buen exhibicionista debería experimentar al menos una vez en la vida y que no puedo dejar de recomendar.

Y hasta aquí lo bueno. Con mi habitual falta de diligencia, escribo  esto ahora aunque el local abrió sus puertas hace más de dos años, cuando me llegan noticias de que es muy probable que se vea obligado a echar el cierre antes del final de esta temporada. Así que esta crónica  es también a un llamamiento a que visiten el local y beban allí en abundancia.  El futuro de un buen Bar Tiki puede depender de ello.

martes, 14 de junio de 2011

DE ESTRENO

El que esté leyendo esto ya se habrá dado cuenta de que las cosas han cambiado mucho por aquí.
Hace algún tiempo Edu C se ofreció amablemente a renovar el aspecto del blog, y esa era una oferta que un zote absoluto en estas cuestiones como yo no podía rechazar de ningún modo.

Esta mañana me encontrado de forma imprevista con los resultados y la verdad es que me siento como ante una aparición mariana. No me atrevo a mirarla directamente, pero no puedo evitar el anunciar la buena buena.
Ustedes dirán.

miércoles, 8 de junio de 2011

PLÁSTICO EXÓTICO

En la segunda mitad de los 70 la fiebre del Tiki que afectó a la península ibérica alcanzó su cota más alta. Practicamente no existía ciudad que no contara con por lo menos menos un par de Bares Polinesios e “ir al Hawaiano” era un rito practicado a diario por un gran número de españoles.
Pero en esa misma época se produjo una singular variante de este fervor nacional por el exotismo falso, que afectó nada menos que a la población infantil.


En 1978 los niños españoles llevaban varios meses exponiéndose a raciones semanales de Mazinger Z y eso un país de un único canal televisivo (la “UHF” no cuenta) y con una población infantil hasta entonces virgen en lo referente a la animación japonesa (“Heidi” no cuenta) supuso un fenómeno sociológico tal vez difícil de entender ahora, pero que marcó el desarrollo de una generación de infantes españoles.


La serie fue abruptamente retirada de la programación y sustituida sin previo aviso por Orzowei, serie italiana de imagen real y con coartada literaria, que narra las andanzas africanas de un desventurado huerfano blanco. Casi la antítesis de la serie japonesa, con la solo tenía en común unas importantes dosis de sadismo.

Este brusco paso de la Aleación Zeta y la Energía Fotoatómica los estampados de piel de leopardo y el bambú no provocó revueltas pidiendo la vuelta de los brutos mecanicos, como uno hubiera esperado.
Todo lo contrario.
Los robots japoneses fueron rápidamente olvidados y en solo unas semanas Orzowei ya contaba con su propio pastelito, la autentica medida del éxito infantil en la época, y la infancia española, influida por la estética del nuevo serial se lanzó a un fervoroso culto de lo primitivo.
Para satisfacer esta demanda proliferararon las colecciones de cromos que ofrecían una versión pop sobre culturas exóticas y el arte primitivo y toda clase de juguetes inspirados en ellas que convirtieron a kioskos y tiendas de chuches en los nuevos templos de este culto.


Sería un error menospreciar los logros estéticos de este Paganismo de Bazar.
Es cierto que en la mayoría de los casos se trataba de objetos baratos dirigidos simplemente a satisfacer  instintos naturales de los pequeños salvajes como disfrazarse de canibal o golpearse con objetos contundentes o afilados, pero en algunas ocasiones alcanzaron un nivel de sofisticación equiparable al que existió en el universo Tiki  adulto, provocando situaciones como la de que un niño jugara en un parque con la reproducción en plástico de un objeto de arte oceánico que también podía encontrarse plasmada en porcelana para recreo de sus padres un Bar Polinesio.


Como sucedió con la versión adulta del culto al Pop Polinesio, esta Edad de Oro del Plástico Exótico se desvaneció y su recuerdo ha sido borrado incluso de la nostalgia oficial.
Pero de la misma manera, atrás quedaron los deshechos de esta versión Tiki infantil, para ser rescatada del olvido por arqueologos de mercadillo y aficionados a las cosas del Tiki.


lunes, 16 de mayo de 2011

HOMBRES LOCOS


Durante estas últimas semanas, el ver como Edu C se hacía cargo del blog tan estupendamente,  me ha hecho pensar que tal vez el Tiki Ibérico ya no necesite más de mis servicios y que no sería mala idea el ir buscando ocupación en otro sector.


Así surgió la idea de aventurarme por nuevos e inexplorados territorios, aunque sin salir del terreno de lo más exuberante de la Cultura Popular Ibérica, que es lo que a uno le gusta, y  esa idea se concretó en un nuevo blog.

En esta ocasión, dado el tema a tratar  hubiera sido incongruente el no poner especial cuidado de  la imagen del producto antes de lanzarlo  al mercado, y por esa razón la tarea ha sido puesta en manos un experto. Espero que lo noten.

Visitenlo, recomiendenselo a sus amistades, y sobre todo, compren.

martes, 10 de mayo de 2011

MÁS TRADER JOE'S



El epílogo de este recorrido de Edu por el Tiki de América del Norte, es cortesía de mi amigo Zeta.
Pionero, aventajado arqueólogo y figura enigmática del Tiki Latino.


Por una de esas extrañas jugadas del destino, parte de su vasta colección de reliquias Tiki  y de su ropa interior (aunque nuestra relación nunca ha sobrepasado los limites de la castidad), ha terminado debajo de mi cama.


Y desde allí desempolvo esta bolsa que en 2007 se utilizó en algunos supermercados de la cadena Trader Joe's y que emplea imágenes de aquel legendario pack de tipos Tiki de House Industries y que que el intrépido y misterioso investigador capturó in situ en aquel entonces.

domingo, 24 de abril de 2011

TIEMPO DE PASCUA

Como todo año por estas fechas nos gusta conmemorar con  serena alegría, esta fecha tan importante para todo aficionado a las cosas del Tiki.


En en esta ocasión lo hacemos recordando un hecho que tal vez haya sido algo olvidado, pero que es sin duda uno de los hitos de nuestra cultura Tiki:  la visita de Miguel de la Quadra Salcedo, intrépido explorador y mito del erotismo Tiki Ibérico a la isla de Pascua.

 En  1960 con el rastro de  Thor Heyerdahl todavía fresco en la isla, un joven De la Quadra Salcedo que era entonces solo un representante del equipo español de atletismo, pero ya mostrando inclinaciones por las exploraciones de lugares lejanos y los posados atrevidos, visitó la Rapa Nui aprovechando el paso por Chile de la selección española.
De igual forma  que el explorador noruego, convivió con los nativos (muchos de los cuales eran los mismos que habían tratado con Heyerdahl durante su estancia en la isla) y estudió la cultura local.
Su experiencia le permitió redactar su personal y abreviada versión de "Aku Aku", y  tal vez para compensar esta  la falta de profundidad de su relato decidió aderezarlo con una serie de fotografías picantes.

 
Es cierto que el trabajo de Miguel de la Quadra Salcedo no resiste la comparación con el "Aku-Aku" de Heyerdahl y que se ha visto devaluado por toda la bibliografia generada posteriormente sobre la isla de Pascua, pero debe reconocerse que  su estudio tuvo su papel en el posterior desarrollo del Pop Polinesio Español y sin lugar a dudas que las imagenes con las que lo acompañó   constituyen una   cumbre del erotismo Tiki  universal que todavía no ha sido superada.

martes, 29 de marzo de 2011

TIKI TAYLOR


Hacemos un paréntesis en las crónicas transatlánticas de Edu (en buena parte por causa suya), para hacer justicia a la recientemente desaparecida Elizabeth Taylor.


Durante estos últimos días hemos podido leer desde sentidos homenajes a los más infames cotilleos sobre su persona, pero contemplamos con indignación como se ignoraba completamente su faceta como gran diva del Tiki.



Para muchos su nombre sería posiblemente el último a incluir en una lista de leyendas del Pop Polinesio, pero la realidad es que pocos hicieron mayores méritos a ocupar un lugar de honor dentro de la mitología del Tiki.


¿Quien puede presumir de un curriculum que incluye Luaus con Montgomery Cliff a comienzos de los años 50 o residir en villas situadas en islas sembradas de Moais?


Por esto, con lágrimas en los ojos, agitamos nuestro Mai Tai de esta noche en memoria de doña Elizabeth.

Bueno, y el segundo en recuerdo del señor Burton, que también tenía lo suyo.


miércoles, 2 de marzo de 2011

KAHLUAJILLO


Durante las largas noches de este frío invierno, me he atrevido al quebrantar un tabú personal en materia de coctelería y he comenzado a experimentar con combinados calientes.
No solo no he sido castigado por los dioses, sino que la experiencia ha resultado más que satisfactoria y ya no me tiembla la mano al echar un pedazo de mantequilla en mi bebida o al verter agua hirviendo en mi vasija Tiki favorita.
Tanto me he aficionado a la coctelería ardiente que al al final final se me han quedado cortas las recetas de las que dispongo.
Así que por que no recurrir a un clásico entre los clásicos de la coctelería ardiente cañi: el Carajillo.
Aunque nada puede objetarse a la receta tradicional, para salvar con éxito la distancia entre el bar de la esquina y el bar Tiki se hace necesario exotificar la receta.

Esto puede conseguirse de forma sencilla y económica con esa botella polvorienta botella de Kahlua que que existe en todos los hogares , que además de aportar en necesario toque diferenciador, permite además realizar el ingenioso chascarrillo que da nombre de la receta.

En una exuberante vasija Tiki

-Verter 2 onzas de ron, unos granos de café y una cascara de naranja. Un Zacapa modesto hace muy buen papel. Pero no vamos a ponernos tontos con esto.

Mezclar a parte

-Una onza de Kahlua con dos onzas de agua hirviendo

Flambear durante ron durante 10 segundos (o lo necesario para quedar satisfechos con el espéctaculo).

Verter lentamente, y siempre en presencia de un adulto, la mezcla de Kahlua .

Salud.


miércoles, 16 de febrero de 2011

EL PASAJERO CLANDESTINO

En estos días se habla mucho de Agustí Villaronga, porque ha hecho una película sobre la guerra civil y le han dado algunos premios por ella. Me entero ahora de que se trata un auteur con un poderosísimo universo personal, un director maldito y yo que sé cuantas cosas más.
Pero en su galadornadísimo curriculum hay algunas zonas oscuras. Como un buen bar Tiki.

Villaronga dirigió en 1995 "El pasajero clandestino", una muestra de cine Con-Tiki a la española, adaptación sosa de la novela del mismo nombre de George Simenon.

Tampoco tenía idea de lo de su malditismo, ya que la película está financiada con dinero publico e incluye exteriores innecesariamente rodados en Tahiti. Por lo que uno no puede evitar pensar que la principal a razón de la elección de una de las raras novelas exóticas de Simenon para a desarrollar su poderosísimo universo personal en lugar del habitual entorno parisino del autor sea conseguir una estancia en Polinesia a cargo del erario público. Y eso no es algo como muy de maldito.

En lo que nos toca, unas cuantas escenas rodadas en Polinesia, planos en un bar Tiki, tapa y un actor llamado llamado Tiki Village es mucho más de lo que necesitamos para considerarla un clásico.

La ambientación chirriante, interpretaciones grimosas y el tono general aburrido quedan rápidamente olvidados ante la perspectiva de practicar durante 90 minutos el noble deporte de la caza del Tiki, por lo que salvo que hubiera sido de agradecer que parte del dinero público gastado en la producción hubiera ido a parar a un asesor en camisas hawaianas, cosa que hubiera hecho el visionado más llevadero, no creo que ningún adicto a las cosas del Tiki tenga nada nada objetar contra la película.

martes, 8 de febrero de 2011

JUBE

En este último tiempo hemos hablado de locales con apariencia de bar Tiki que no son de ningún modo un bar Tiki. También de lugares sin aspecto de bar Tiki pero que en cierto modo podrían llegar llegar a ser considerados como tales.
Para evitar perder la cordura en medio de toda esta confusión, parece aconsejable devolver las cosas a su cauce original y retornar al objeto primigenio de estas paginas, el Bar Polinesio Ibérico.
Cadiz fue una provincia con una nada desdeñable actividad Tiki. Allí existieron cerca de media docena Bares Polinesios, buena parte de los cuales lograron sobrevivir hasta bien entrado el siglo XXI. De entre estos Templos Tiki gaditanos, uno de los más esplendorosos fue el Bar Polinesio Jube. Además de por su sofisticado ambiente exótico, el lugar era toda una leyenda local por la exuberante fauna tropical que albergaba. Tanto que los monos que poblaban el lugar pasaron a formar parte del logotipo del bar durante su época de mayor brillo.
Cuando pude visitar este bar por primera vez los monos ya hacía mucho tiempo que habían abandonado el lugar. El resto de la otrora espectacular avifauna se encontraba bastante mermada, y su exótica decoración estaba ya algo deslucida.
Pero el local seguía conservando aún más que suficiente de su antiguo esplendor para seguir constituyendo perfecto ejemplo de hostelería Tiki Ibérica Clásica. Fuentes, mobiliario de inspiración selvática,exuberante vegetación falsa y abundantes muestras de lo mejor de nuestro arte cerámico exótico. Lamentablemente el lugar desapareció cuando solo había podido disfrutar de el unas pocas noches.
Por dolorosa e irreparable que siempre resulte la desaparición de uno de estos lugares, podría pensarse que en realidad no se trataba de un lugar muy distinto de la mayoría de los Bares Tiki que han llegado hasta nuestros días. Pero existen otras las razones por las que la desaparición del Bar Polinesio Jube será llorada por varias generaciones de aficionados a las cosas del Tiki.
Normalmente el explorador de lo Tiki se afana en buscar reliquias artísticas de nuestro esplendoroso estilo Pop Polinésico, pero olvida que estamos hablando de bares. Lugares a los que la gente acudía en buena parte atraída por los misteriosos brebajes que allí se servían, donde si no hubieran sabido llenar sus exótica vasijas con irresistibles combinaciones de licores, el Tiki Español no hubiera llegado a alcanzar el increíble grado de desarrollo que llegó conocer. Sin embargo este originario saber es algo frecuentemente obviado, probablemente por ser considerado totalmente irrecuperable.
Pues bien, la confluencia de una serie de extraños factores, había convertido al Bar Polinesio Jube en nada menos que en un repositorio del largamente olvidado Arte de la Coctelería Tiki Ibérica. Bajo su barra se ocultaba un pequeño libro que recogía todo este antiguo y misterioso conocimiento y que era llevado a la practica de forma rigurosa por una bella bar-tenderesa.
Por suerte no era tan estricta en su papel de guardiana de la tradición y además de poder disfrutarlo in situ, conseguí vislumbrar parte de este arcano saber y hacerme con algunos de sus codiciados secretos. Lo que no pudo rescatarse entonces, probablemente se haya perdido para siempre.
Aún hay más razones para lamentarse. El Bar Polinesio Jube había desarrollado una linea propia de vasijas Tiki(no demasiado sofisticada, todo hay que decirlo), que era obsequiada con cada combinado. Para alguien con afán coleccionista y un hígado fuerte, una visita a el Bar Polinesio Jube se convertía un una noche inolvidable. O tal vez sería más correcto decir irrecordable.
Las circunstancias de la desaparición de Jube fueron especialmente tristes. En mi última visita aún conservaba el nombre, pero se había transformado en un “bar western”. Donde antes habitaban antiguos dioses polinesios de mentira y se decía que que un mono podía recorrer el local de punta a punta sin pisar el suelo hoy solo se encontraremos neones de Budweiser, sillas de montar y diferentes aperos de labranza.
Definitivamente, hay destinos peores que la muerte para un bar Tiki.

martes, 1 de febrero de 2011

OTRAS ISLAS

En la entrada anterior hablamos de un bar no-Tiki que recurría a la imagineria Pop Polinesia para atraer a sus clientes.
Hoy hablaremos de un lugar que no emplea este tipo de elementos, pero que por el contrario, sí posee el espirítu de un buen bar Tiki.
Vivimos en mundo ciertamente complicado.

Se trata de "El Rincón de la Habana", en la calle Reyes de Madrid. Desde luego no es la más prometedora de las denominaciones y probablemente deban existir varias docenas de rincones de la Habana por todo el país.

Sobre el papel tampoco destaca su oferta de cócteles, compuesta basicamente por Ron Collins, daiquiris, mojitos y otros los clásicos de la coctelería cubana. Pero salvo la falta de sorpresa no creo que pueda objetarse nada contra estas recetas, pilares de toda la coctelería tiki, preparada como mandan los cánones, y allí se hace rigurosamente de esta manera.

Con todo Rincón de la Habana tiene poco que ver con el modelo habitual de bar de ambientación cubana.

Al contrario de esa atmósfera tan irritante de agencia de viajes de barrio que es norma en este tipo de bares, con una Cuba de bodeguitas del medio, coches norteamericanos clásicos, arquitectura colonial y músicos octogenarios, en este Rincón nos encontramos con un exuberante entorno de exotismo falso en la estilizada versión exótico-misteriosa de la isla que crearon Les Baxter o Lecuona, llena de de sorprendentes elementos afrocubanos inventados y de Santería Pop.

Si a esto le añadimos varias plantas de menta casi arborescente, unas cuantas cestas de limas y frutas tropicales frescas con las que se preparan sus cócteles y docenas botellas de buen ron (no solamente una cubano, otra feliz anomalía), tenemos un lugar en el que con seguridad ningún el aficionado a las cosas del Tiki se encontrará fuera de lugar.


domingo, 16 de enero de 2011

YAMBALA


Es raro ver por aquí comentarios negativos cuando se trata de lugares relacionados con lo Tiki. En parte se debe a que soy de los que prefieren ver el vaso Tiki medio lleno y en parte por aquello de “si no tienes nada agradable decir...”. Pero en estos últimos tiempos, en los que las cosas Tiki proliferan de una forma difícil de explicar, parece que va haciendose necesario separar el trigo de la paja. Otra cosa sería injusta tanto para quienes llevan varias décadas manteniendo encendida la llama del Tiki Ibérico como para los recién llegados que se acercan a él con amor y respeto.

Esa es la razón de abrir una Galería de la Infamia Tiki, donde los actos de los que ofendan al espíritu del Pop Polinesio serán sometidos a escarnio publico. Cualquier denuncia será bienvenida y no debe olvidarse que somos un hatajo de fanáticos por lo que que tratándose de Tiki, no hay ofensa pequeña.
Un ejemplo de uso vano del nombre ( en este caso, más bien la de imagen) del Tiki es el del bar Yambala de Madrid.
Aunque el lugar no se autodenomina bar Tiki o Polinesio, su exterior usa como reclamo dos clásicos de imaginería Pop Polinésica. Si a esto añadimos un par de idolillos genéricos que flanquean su entrada y una exuberante vegetación de plástico tenemos una trampa en toda regla para el tiki aficionado no avisado.
El engaño puede incluso prolongarse algo más una vez dentro del local gracias a la tenue iluminación, una colección de máscaras de diferentes procedencias y un menú que vuelve a recurrir a imágenes del Pop Polinesio clásico. Pero el espejismo comienza a desvanecerse una vez nuestros ojos comienzan a acostumbrarse a la penumbra y empezamos a darnos cuenta de que estamos en realidad rodeados por un batiburrillo de exotismo de saldo y de que es imposible encontrar en su carta algo minimamente apetecible incluso para los los más curtidos en los horrores de la infracoctelería. Y sobre todo todo cuando percibimos al fondo local algo que supuestamente es un “espacio chill out”, que no tengo muy claro lo que es, pero con seguridad no se trata algo que tenga el aspecto y olor de un gimnasio de instituto como este.
Pero no todo es negativo. El local se encuentra a solo unos minutos de Mauna Loa, un auténtico bar hawaiano, y eso es una ventaja indudable a la hora de arreglar la noche.