Pero en su galadornadísimo curriculum hay algunas zonas oscuras. Como un buen bar Tiki.
Villaronga dirigió en 1995 "El pasajero clandestino", una muestra de cine Con-Tiki a la española, adaptación sosa de la novela del mismo nombre de George Simenon.
Tampoco tenía idea de lo de su malditismo, ya que la película está financiada con dinero publico e incluye exteriores innecesariamente rodados en Tahiti. Por lo que uno no puede evitar pensar que la principal a razón de la elección de una de las raras novelas exóticas de Simenon para a desarrollar su poderosísimo universo personal en lugar del habitual entorno parisino del autor sea conseguir una estancia en Polinesia a cargo del erario público. Y eso no es algo como muy de maldito.
En lo que nos toca, unas cuantas escenas rodadas en Polinesia, planos en un bar Tiki, tapa y un actor llamado llamado Tiki Village es mucho más de lo que necesitamos para considerarla un clásico.
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