jueves, 24 de septiembre de 2009

BUSCANDO LA PERFECCIÓN LIQUIDA O ALGO ASÍ


Hace ya tiempo hablamos de la aportación del maestro Toño Fuentes al mundo de la steel guitar latina. Recientemente he conseguido un documento que muestra que también realizó algunas singulares contribuciones en el terreno de nuestra querida coctelería tropical.
¡Chupate esta (broma intencionada) Ferrán Adriá!

jueves, 17 de septiembre de 2009

DONDE HUBO FUEGO , CENIZAS QUEDAN

Revisando lo que tratábamos hace unos días sobre el arte y el coleccionismo de carteras de cerillas observo que la parte visual resultó al final algo gringocentrista.
No deja de ser natural, siendo los norteamericanos los indiscutibles maestros de este arte, pero eso no quita para que encuentre a a faltar algo más de sabor local.

Así, para dar una visión más completa de este tema y al mismo tiempo satisfacer mi incontrolable chovinismo tiki, quiero dedicar algo de espacio a mostrar algunos ejemplos nacionales de esta bella y deshechable forma de arte.
Uno de mis favoritos es este diseño de un ignoto bar isleño.


 Una magnífica interpretación al estilo español setentero molón de la clásica ilustración de los menús de Trader Vic's, hermando el Pop Polinesio de los dos lados del Atlántico y sin duda una de las cumbres del Arte Tiki Europeo.




La siguiente imagen corresponde a un local de Barcelona, que aunque todos los indicios señalan que de exótico solo poseía el nombre, ilustró sin embargo su cartera de cerillas con una obra maestra de la escuela Primitivista Pop catalana.






La tercera imagen es algo más conocida. Corresponde al Bali Hai madrileño y probablemente se trate el diseño más elegante realizado para un bar polinesio, como correspondería,al que según la leyenda, parece que fue el local más estiloso que nunca ha existido en nuestro país.


Otra debilidad personal, por lo excepcional dentro del panorama Tiki español, al buscar inspiración en el arte maorí, es el diseño de la caja de cerillas del llorado bar Wawalag.




Excepcional, pero no único. También puede encontrarse inspiración maorí, aunque en este caso en un estilo Primitivo Glamouroso en el diseño de esta oscura Tiki Boite de Madrid, que además de estar realizada en brillante plástico rosado, incorpora un mecanismo de encendido de alta tecnología, el rascador eterno. Y por el momento dejamos aquí este tema. Me da la impresión de que esto está adquiriendo el tono de una clase magistral y eso es una cosa seria que hay que dejar en manos de profesionales.
La intención aquí es solo pasar un buen rato y alegrar la vista al resto de aficionados a las cosas tiki.




jueves, 10 de septiembre de 2009

SANTA CECILIA


Bodega Santa Cecilia es un establecimiento que probablemente no sea desconocido a los madrileños aficionados al tiki bartending doméstico. Cuenta con un buen surtido de ron, generalmente a precios bastante razonables, y el personal sabe lo que se trae entre manos.

Pero el motivo de dedicarles este espacio, es que durante el mes de Septiembre ofrecen una oferta que ningún dipsómano que se precie puede rechazar. Se trata de lo que denominan "Taller de Coctelería" y consiste en tener un barman de guardia durante su horario de apertura dispuesto a enseñarnos a mezclar los combinados de nuestra elección de entre una lista de treinta y cinco recetas.
La selección es menos previsible de lo que pudiera pensarse y entre mis deberes tengo anotados cubatita de Clement (interesante...), Mai Tai (que será será), Daiquiri de 10 Cane (buena ocasión para probar el 10 Cane), Cou Cou Comber (son cosas que conviene dejar a un profesional) y un Amaretto Sour (¿Euro Mai Tai connection?).
Si difícil rehusar el ofrecimiento de degustar un coctel, elaborado por un buen profesional de forma gratuita, rechazar la posibilidad de hacerlo a las 12 de la mañana es imposible.
Así que allí nos vemos.
Salud.

martes, 8 de septiembre de 2009

¿TIENES LUMBRE?

Los libritos de cerillas son un objeto cuyos mejores días hace ya mucho que pasaron. Pero cuando este era un mundo de fumadores y cocinas de gas fue, durante un tiempo, la forma suprema de marketing promocional.

Era útil, resultaba asequible (con lo que no había establecimiento o empresa, por muy arrastrada que fuera, que no obsequiase a sus clientes con su propia carterita personalizada) y sobre todo gracias a la labor de sus casi siempre anónimos diseñadores, eran objetos realmente atractivos y por tanto conservables/coleccionables. Bueno, eso si obviamos que son realmente apestosas y altamente inflamables.
En resumen, una de las raras plasmaciones reales de aquello tan manido de “bueno, bonito y barato”.
Lamentablemente las pobres nunca pudieron recuperarse del golpe que supuso la aparición del siniestro mechero desechable y aunque todavía se resisten a desaparecer , se dirigen de forma inexorable hacia ese limbo donde ya hace años habitan el Dymo y el papel carbón.
Pero perdida su utilidad, queda su belleza y para los que gustan de las iconografías rancias y las letritas dibujadas son objeto de adoración y reverencia. Y es que las limitaciones de espacio e impresión que impone el formato, en lugar de jugar en contra, dieron lugar a auténticos hitos del diseño.
No son menos veneradas por aquellos interesados en cualquier rama de Arqueología Pop. En su época dorada miles de personas sucumbieron los encantos de las carteritas de cerillas
y reunieron colecciones más o menos extensas, cuyo destino era casi siempre acabar olvidadas en cajas de zapatos bajo una cama o en lo alto de un armario
, para resurgir años después, como una auténtica cápsula del tiempo tras la muerte o un arrebato de limpieza del coleccionista.
Así, para cualquiera interesado en el apasionante mundo de las Barras Americanas, Discotheques, Boites o los Bares Polinesios de otros tiempos, resultan inapreciables
.
Creo que el gusto por estas cosas es algo compartido por los que pasan por aquí de forma consciente, pero aquellos menos aficionados a acumular ácaros y que sin embargo no quieran dejar de dar gusto al ojo, pueden recurrir a STRIKING IMAGES, libro con dos paginas de texto y 270 dedicadas exclusivamente a recoger imagenes del perdido arte de los libritos de cerillas.
Debo advertir que el libro no está especialmente orientado al Pop Polinesio, pero aunque solo puede verse un Tiki entre sus paginas (y no especialmente memorable), sí cuenta con una extensa sección dedicada a Girly Graphics, con más imágenes de exuberantes wahines de las que el aficionado más exigente puede necesitar, así que no creo que nadie resulte defraudado.
Pero por si fueran necesarios otros alicientes, hay que decir que el libro puede conseguirse por menos de 6 € en las tiendas esa omnipresente cadena de establecimientos inexplicablemente celebre por sus tortitas con nata.