martes, 3 de abril de 2012

Exótica Católica



Como cada año en estos días días recogimiento e introspección dirigimos nuestro pensamiento al el lado más espiritual del exotismo Ibérico.
Es conocido como para los esforzados misioneros españoles, en su tarea de salvar almas, no existía lugar suficientemente lejano, y que como buenos amantes de las emociones fuertes que eran, la inexplorada y misteriosa Nueva Guinea fue uno de sus destinos predilectos para llevara a cabo esta misión evangelizadora.
Pero el contacto con la exuberancia exótica de estas tierras afectó profundamente al espíritu de estos hombres de fe.


Muchos de ellos sucumbieron al atractivo de lo primitivo y las formas paganas, y una vez de vuelta en España no pudieron resistir la tentación de recrear el exotismo de las lejanas tierras donde predicaron, dando lugar a un interesante subgénero estilístico del Tiki Ibérico que se cronologicamente se desarrolla de forma paralela al Pop Polinesio Laico.


La obra cumbre del Falso Exotismo Católico es el Templo Tiki, iglesias urbanas donde la ortodoxia católica se relaja y la Santa Misa se celebra en un cuidado entorno exótico-simulado que crea un ambiente que poco tiene que envidiar al de los mejores bares polinesios y donde no desentonaría un cáliz decorado con una sombrillita de papel.


Como la mayor parte de los bares Tiki permanecen congelados en el tiempo y olvidados por la mayoría, pero todavía lugar de culto para un minoritario grupo de fieles creyentes.

miércoles, 22 de febrero de 2012

El Chino


El exotismo del lejano oriente probablemente sea el más devaluado en estos tiempos.
Del mismo modo que todvía hoy Polinesia y el Pacifico conservan aun para nosotros buena parte de su antigua magia y fascinación, el exotismo oriental no ha resistido la vulgarizacion de la producción en masa y ya nadie piensa en “ir al chino” como en una excitante experiencia de de evasión exótica.
Pero no siempre fue así.


Históricamente el lejano oriente generó tanta literatura como la misma Polinesia e ilustres exoticologos del pasado, como Covarrubias y Stevenson cayeron fascinados por la mágia exótica del lejano Oriente.
Por ello no es extraño que del mismo modo en que la hostelería creo un una versión Pop de los mares del sur, elaborase todo un estilo inspirado en las formas de oriente.




Como sucediera con el Tiki, esta tendencia arraigó en nuestro país y dio origen un característico Estilo Falso Chino Peninsular que poco tuvo que ver con la formas o cronologías del resto del mundo.
En Estados Unidos la restauración oriental es anterior al Tiki y siempre conservó cierto componente de autenticidad, pero fue barrido por la onda expansiva de la explosión del Pop Polinesio y en la mayoría de las ocasiones debió tikificarse para sobrevivir.
Sin embargo en nuestro país a comienzos de los años 60, el lejano oriente presentaba para el español medio tanta o más fascinación como los mares de sur, y ello permitió el nacimiento de un nuevo genero de hostelería Pop que tomó elementos del Tiki pero que siguió caminos separados aunque paralelos.
 Frente a Bar Polinesio surgió la Boite China.
 Ambos lugares ofrecían a sus clientela la posibilidad de degustar elaborados cócteles, entre una exuberante decoración sofisticada y cargada de misterio, compitiendo abiertamente para captar a los aficionados al alterne exótico.


Incluso en los lugares, donde rizando el rizo, se ofrecia ambos tipos de evasión exótica, los dos ambientes quedaban claramente delimitados.
Si Tiki español logro sobrevivir mal que bien al cambio de siglo, el estilo Chino Peninsular se extinguió totalmente. No resistió la llegada de la hostelería china real que lo absorbió para terminar  convirtiéndose en  eso que hoy todos conocemos.



Hoy solo quedan restos abandonados de los días de loco esplendor oriental y unos pocos templos de la Hostelería Falso Oriental Ibérica supervivientes, en los que en el mejor de los casos podremos disfrutar de una cocina moderadamente mala pero nada de la fascinación exótica de antaño.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Señor Caníbal

Efteling es un parque de atracciones Holandés inaugurado en los años 50 y situado a algo menos de 100 kilómetros de Amsterdam.
El parque está dedicado al mundo de los cuentos de hadas.
En ese entorno, el apacible corazón de uno de los países considerados como socialmente más avanzados del mundo y en medio de hadas, duendecillos y elfos podemos encontrar a Monsieur Cannibale.



Sin duda, una de las mejores atracciones de feria de inspiración Tiki del Continente.
Es cierto que tal vez no alcance el esplendor exótico de nuestro Port Aventura, pero desde luego es infinitamente superior en cuanto a su nivel de rancia incorrección política, algo cada día más complicado de encontrar al natural y que seguro que todo aficionado a las cosas del Tiki aprecia. Probablemente su insospechada ubicación es la razón que ha permitido que Monsieur Cannibale haya sobrevivido a los esfuerzos de las autoridades por borrar las pruebas de los pecadillos de las generaciones anteriores


La atracción no escatima en bambú, máscaras y Tikis en su decoración y resulta aún más espectacular en invierno, cuando está cubierta por una impresionante estructura en “A” para defenderla de los rigores de la estación. No debe perderse de vista que la instalación fuera realizada a mitad de los 80, años antes de que el revival del Tiki se pusiera en marcha en Norteamérica.


El objeto de Monsieur Cannibale es introducirse dentro de unos ardientes calderos que giran a gran velocidad alrededor de la representación de un caníbal y su joven asistente blanco, realizada de acuerdo a todos los clichés raciales imaginables y en un estilo digno de los mejores Maestros Falleros. El Señor Caníbal devora un helado decorado con una sombrillita y tiene a su lado lo que cualquiera familiarizado con las cosas del Tiki podría considerar un Mai Tai.
Todo esto al alegre y obsesionante ritmo del inmortal clásico de Sacha Distel que da nombre a la atracción.


Uno de los últimos reductos de sana diversión políticamente incorrecta de Europa donde, por el módico precio de un ticket de admisión podemos embarcarnos en un viaje a la época dorada del paternalismo cultural europeo, una época en la que hacer chistes sobre lejanas culturas no era aún tabú y en el que se combina fascinación por el canibalismo, el humor chusco y los estereotipos racistas.
Cosas que no se aprenden en un museo.


martes, 8 de noviembre de 2011

El tamaño importa


 Es posible que los más veteranos visitantes del blog recuerden cuando hablamos aquí de la construcción de un espectacular complejo hotelero Tiki en la costa de Málaga. Las circunstancias económicas de aquel momento no parecian augurar un futuro muy prometedor para  semejante propósito y todo parecía indicar que se trataba de algo condenado a terminar sin remedio en el limbo de los proyectos nunca realizados.
Pero si algo hemos sacado en claro de la historia del  Pop Polinesio en España  es que cuando un hostelerode nuestro país  sucumbe a la fiebre del Tiki, no hay obstáculo suficientemente grande como para impedirque  lleve a cabo su idea por muy descabellada que esta sea. Y así, como  ya  sucedió en la primera explosión Pop Polinésica de  comienzos de los 70,  los  principios  básicos de la economía  y ni siquiera el sentido común  resultan aplicables cuando se trata de asuntos Tiki, y ahora con una situación económica que casi nos hace añorar la de  cuatro años atrás cuando tratamos este tema,  contamos en nuestra costa con lo que probablemente sea el mayor, si no  único, complejo hotelero  Tiki del planeta.

 

En los tiempos que corren es inevitable aproximarse con  excepticismo a un proyecto semejante,  pero cuando uno lee en la publicidad del establecimiento frases como  “viajar  a los mares del sur sin salir de la Costa del Sol. Puede parecer imposible, pero alojarse en Holiday Polynesia transporta al cliente a miles de kilómetros, a las exóticas islas que inspiran el diseño de este hotel”, empieza a sentir que esta gente sabe más de un par cosas  acerca del sentido del Pop Polinesio y la incredulidad inicial comienza a transformarse en deseo irrefrenable de embarcarse en este viaje a exóticos y lejanos destinos con solo una muda limpia y un billete de autobús.


Las pocas dudas que aún nos pudieran  quedar  se disipan totalmente, en el mismo momento en el que llegamos al hotel y somos recibido por una enorme  estructura en A, como nunca antes se había visto en nuestro país,   a cuyos lados se han materializado aquellas “singulares figuras etnicas” ,que en su día mencionaba el proyecto, en forma de  postes   Tiki de unas dimensiones capaces de provocar vértigo al más curtido aficionado a las cosas del Pop Polinesio.

 

Si después de pellizcarnos  para superar el estupor seguimos adelante, nos encontraremos con un   exuberante jardin-lobby con luz natural, donde se encuentra la recepción y  junto a ella  gran lago central que separa  las tres áreas diferenciadas en las que se divide el hotel: Bora Bora, Isla de Pascua y Samoa. Todas ellas pobladas  con una frondosa  flora tropical y empleando como elementos decorativos como estanques,cascadas, puentes colgantes, aves y  reptiles exóticos, y por supuesto abundantes “singulares figuras étnicas”.

El complejo cuenta también con todos los servicios  y amenidades habituales en este tipo de establecimientos, todas ellas debidamente tikificadas, aunque en algunas ocasiones solo sea nominalmente. Pero sinceramente es difícil ser quisquilloso ante la perspectiva de  quien puede resistirse a relajarse después de  una larga jornada de no hacer nada en el Spa Monoi o el piano bar Mai Tai, cenar en restaurante Maeva,  echarse un bailecito en la discoteca Ukulele.

Aunque todas las islas de este falso paraíso Pop Polinésico son igualmente recomendables, pero si debemos elegir una entre ellas,  renunciamos con lágrimas en los ojos a nuestra amada a Bora Bora, y optamos por Rapa Nui,  que es la que cuenta la decoración más exuberante, que entre otras maravillas incluye un imbatible  jardín de moais.

Sin embargo hay que reconocer que no todo es perfecto en el paraíso. Las propias dimensiones desmesuradas del establecimiento y el excesivo empleo de materiales como el mármol o el metal provocan cierta sensación de frialdad y los más ortodoxos (yo mismo) se sentirán muchas veces incomodo debido a ciertos detalles incongruentes  de decoración colonial y sobre todo de especialmente detestable “exotismo chill out”, tan de estos tiempos. Budas, incienso o mobiliario hindú, son elementos capaces de arruinar el día al  aficionado más sensible a las cosas Tiki,  pero ya se sabe que las penas con Tikis son menos y eso no es algo que precisamente falte en este complejo hotelero y basta con girar la cabeza hacia un aviario exótico, una pecera  tropical o un grupo de Tikis para encontrar alivio. Hasta   a las habitualmente irritantes actividades de animación o actuaciones musicales  se les puede encontrar  su punto simpático si ser realizadas entre ídolos y palmeras, y sobre todo si se cuenta con la inestimable ayuda de una pulsera de “Todo Incluido”.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ensalada Hawaiana

Con la vista puesta en aquellos que gustan de llevar de una dieta exótica, pero no pueden sustraerse de las exigencias de la vida moderna, Conservas Isabel ha lanzado al mercado esta temporada una línea de ensaladas exóticas.

Sobre el papel, las promesas de exuberancia enlatada de la publicidad del producto y el que se anuncie como “edición limitada”, termino que ineludiblemente provoca un involuntario estremecimiento en cualquier coleccionista de parafernalia Pop Polinesia, es más de lo uno necesita hacerle un hueco en la despensa.

Lamentablemente la presentación del producto en un envase de plástico blanco, aunque incluye un coqueto tenedorcito violeta, resulta excesivamente convencional y deja por los suelos la libido del más lascivo fanático del exotismo de bote. Se echa mucho de menos el empleo de cierta de iconografía Tiki, que sin duda hubiera convertido el producto en una conserva de culto.
Visualmente el contenido tampoco ayuda a mejorar mucho esta mala primera impresión del exterior. Una mezcla de pequeños trozos zanahoria, maíz y piña y unos pedazos de atún. Aunque cumple con la inclusión de la piña, el requisito universalmente aceptado para calificar un plato como hawaiano, los colores apagados de las verduras y el que el atún parezca que haber sufrido alguna clase de violencia severa, hacen difícil hacer de su degustación una satisfactoria experiencia de gastronomía exótica.

Al paladar resulta una textura blanca con una mezcla de sabores difíciles de definir, predominantemente agridulces con ligeras notas de conservantes.
Definitivamente no podemos decir que se trate de un buen producto.



Pero para un verdadero aficionado a las cosas del Tiki, la mala comida no es cosa que pueda ser despreciada a la ligera.

La deficiente calidad de los platos servidos originariamente en los restaurantes Polinesios clásicos fue en buena parte lo que impulsó esas presentaciones espectaculares, y sobre todo, los combinados de sabores complejos y alto contenido alcohólico que todos adoramos y que tenían mucho que ver con enmascarar estas deficiencias de sus platos al mismo tiempo que permitían a los restauradores Tiki cobrar precios desorbitados por platos que no eran sin infra-cocina.

Y ahora, Conservas Isabel, con esta nueva linea de ensaladas exóticas, el brinda al aficionado a las cosas del Tiki la posibilidad de ofrecer su pequeño homenaje doméstico a la gran mala cocina de los palacios Pop Polinesios del pasado.

jueves, 30 de junio de 2011

ROBERTO ALCAZAR Y PEDRIN

Roberto Alcázar y Pedrín ha sido durante mucho tiempo uno  de comics españoles más denostados. Las connotaciones franquistas del apellido del protagonista,  los rumores de que José Antonio Primo de Rivera le prestó su imagen y una fácil interpretación descontextualizada han, provocado haya sido clasificado como poco más que como encarnación de los valores fascistas e  instrumento de adoctrinamiento del régimen  de Franco . Por esta razón, pocos se atreven a  atribuirle a este clásico de nuestro comic ningún mérito más allá de sus valores nostálgicos.


 Hay que reconocer en sus más de 30 años de historia, nunca  llegó a ser  precisamente sofisticado en el aspecto gráfico y desde este punto de vista Roberto Alcázar y Pedrín no han envejecido nada bien. Pero todo lo que pueda tener de rancio o acartonado visualmente queda sobradamente compensado por sus contenidos, pura literatura de evasión extrema, en la que la única ideología que puede encontrarse es la ideología del folletín más descerebrado, que  en muchas ocasiones  pone  en cuestión buena parte de los Principios del Movimiento Nacional y podría incluso considerarse subversiva para aquella época.



Así, en sus paginas encontramos elementos clásicos de la buena literatura de evasión despendolada como bustos parlantes, gorilas humanos  arpias del espacio y por supuesto aventuras en los mares del sur.


Para asombro y disfrute del aficionado a las cosas del Tiki, en las peripecias polinésicas de Roberto Alcázar y Pedrín,  no  encontraremos la previsible  imagen lírica e idealizada  de las islas tan común en la literatura de tema Polinesio o el uso de los mares del sur como un simple decorado exótico perfectamente intercambiable de la literatura de aventuras.

En las paginas de Roberto Alcázar y Pedrín nos encontraremos con esa imagen de superficial, juguetona y políticamente incorrecta del sur del Pacifico tan  propia del Pop Polinesio.  Tikis y toda clase de divinidades paganas, erupciones volcánicas, cazadores de cabezas, wahines ligeritas de ropa e incluso misteriosas bebidas humeantes pululan por las paginas de estas historias. 


Con lo que ¿quien podría decir que además de proporcionar buenas dosis de imprescindible evasión extravagante a la sufrida España franquista, no introdujeran también el subconsciente colectivo, no proclamas fascistas como creen algunos, sino esa visión de la Polinesia Ibérica que acabaría originando la sin par explosión  del Pop Polinesio  en nuestro país unos cuantos años después?

lunes, 20 de junio de 2011

MALIBU NERJA



 De un tiempo a esta parte, parece que estemos  viviendo un resurgimiento de la hostelería Tiki. Entre los nuevos proyectos, modestos pero dignos, de los últimos tiempos está el bar Malibu en Nerja. Un loca, que a pesar de estar localizado en un muncipio con un ayuntamiento con una política abiertamente hostil para con las manifestaciones de Pop Polinesio, ha logrado salir adelante.


Como suele ser lo habitual en estos casos, el proyecto es resultado de la fascinación de sus propietarios por la tradición Tiki Ibérica, de la que intentan recoger la llama. 
La decoración del local es modesta, exigencia de estos tiempos duros que vivimos, y no encontraremos las exuberantes cerámicas de otros tiempos.  Pero recicla con éxito para la causa del falso exotismo antiguas estructuras de falso bambú que ya existían en la anteriores encarnaciones del bar y  con la ayuda de una  iluminación excepcionalmente cuidada, un amplio surtido de tradicionales vasijas Tiki nacionales y buena mano en sus combinados, cumple sobradamente todos las exigencias del  más quisquilloso aficionado a las cosas del Tiki.
Además de esta zona de bar acogedora y en penumbra en la mejor tradición del Pop Polinesio clásico, Malibu cuenta con una terracita donde disfrutar a la fresca de tu Zombie o Mai Tai.  Aunque se trate de algo contrario  a la ortodoxia del Tiki, degustar un   volcan doble humeante  en la via pública es una experiencia que todo buen exhibicionista debería experimentar al menos una vez en la vida y que no puedo dejar de recomendar.

Y hasta aquí lo bueno. Con mi habitual falta de diligencia, escribo  esto ahora aunque el local abrió sus puertas hace más de dos años, cuando me llegan noticias de que es muy probable que se vea obligado a echar el cierre antes del final de esta temporada. Así que esta crónica  es también a un llamamiento a que visiten el local y beban allí en abundancia.  El futuro de un buen Bar Tiki puede depender de ello.