lunes, 21 de julio de 2008

MAI TAI MIX...

...en LIDL.

Lo juro.
Acabo de venir de hacer unas comprillas, y alli ,entre cartones, había una remesa de Mai Tai Mix (también botellas de Sex on the Beach Mix y Curaçao azul).
Lo más terrorifico es que debe tratarse de un producto popular, porque no me costado nada encontrar imagenes para ilustrar la entrada.
Atentos a la composición, que podria servir para desinfectar la cocina o limpiar baños:
Agua, limon, acido citrico, corrector del sabor, acidulante, colorante y alcohol (como suena)
El resultado tiene unos nada desdeñables 28º.
Según las instrucciones, solo hay qua añadir hielo, zumo de naranja y obtendremos...
Francamente lo ignoro.
Esto es demasiado hasta para mí.

Bueno en realidad no, pero ahora mismo no tengo mucho animo para estas cosas. Me conformaré con hacer algún apaño con las limas y los pomelos que compré, aunque según salía de la tienda me arrepentia.

A ver si resisto la tentación toda la semana.

miércoles, 16 de julio de 2008

LA ISLA DEL DIABLO

La carrera cinematográfica de Juan Piquer Simón es toda una anomalía.
Contra viento y marea, ha mantenido inamovibles su fe en el cine de género a lo largo todos estos años y el tiempo ha terminado dándole la razón. Mientras su obra sigue siendo editada y vista, la mayoría de colegas que le miraban por encima del hombro sufren hoy un más que merecido olvido.

En 1977 se estrenó "La guerra de la galaxias". Supuso una revolución del concepto visual del cine de ciencia ficción y aventuras.
La respuesta de J.P. Simón, en su debut como director, fue rodar con una nueva versión de "Viaje al centro de la tierra" con un presupuesto bastante ajustado. Reivindicando el cartón piedra y los monstruos de goma, aún en los nuevos tiempos que corrían.
Salio indemne del enfrentamiento y su película obtuvo buenos ingresos.

Siguió una larga filmografía siempre contra los gustos del público y la política cinematográfica del país y siempre saliendo bien parado (o casi)

Así, casi 20 años después, en 1995, seguía queriendo vender a los niños "La isla del diablo" el mismo cine de aventuras clásico como si mangas, Supernintendos, o infografía nunca hubiesen existido.
Entre medias cerca una docena de películas en llenas de terribles tormentas, caníbales y volcanes en erupción.


Pero es "La isla del diablo" a la que quiero dedicar esta entrada. Está película, rodada integramente en la costa de Valencia y parte de un proyecto para crear en la esa provincia una factoría cinematográfica para producir...
Exacto.Nuevas adaptaciones de Salgari, Verne y otros clásicos de la aventura exótica en el siglo XXI. No pudo ser.
Está película. además de buen número de siempre disfrutables piratas y caníbales, cuenta con la aparición estelar de al menos dos Tikis. Probablemente por la primera y única vez en la historia de la cinematografía española, tan poco dada a lo exótico.
Es cierto que el estilo de las tallas no es de mis preferidos, aunque he visto cosas peores de ciertos artistas neo-tiki.
Tienen también un par de detalles bastante chirriantes, que por el bien del mito, espero que las imágenes disimulen piadosamente.




viernes, 11 de julio de 2008

KON-TIKI Y YO



Erik Hasselberg fue miembro de la más que conocida expedición de la Kon-Tiki.
Era pintor. Llegó a mantener relaciones con Picasso (laborales, entiendase) y suyo es el precioso diseño que decoraba la vela de la nave. Pero el tener experiencia como marinero y algunas nociones de navegación, fueron credenciales suficientes para enrolarse en la expedición.

En 1950 (el mismo año en que se publicó el libro de “su patrón”) apareció “Kon-Tiki y yo” un librito con sus impresiones sobre el viaje.
Al libro, ni siquiera se le suele suele dar la categoría de “juvenil” que al menos si recibe su hermano mayor “La expedición de la Kon-Tiki” y ha sido directamente considerado literatura infantil.


Presumo que gran parte de la culpa de esta concepción la tiene el que el libro esté abundantemente ilustrado y es de todos conocidos que los adultos no leen libros con dibujitos.

Por otra parte, el que un libro de viajes no sea grueso y que no esté cargado de cifras, datos técnicos y a abundantes mapas ilegibles tampoco contribuye a darle la patina de madurez requerida.

Dejaremos la cosa como está y entraremos en debate sobre el concepto de madurez.
Solo decir que para aquellos que no tengan pudor en ser descubiertos tronchados de risa mientras leen un libro lleno monigotes, este es su libro.

La primera (y más recomendable edición) de los 50 se es sencilla de conseguir por un puñado de Euros y la de los 80 (nada desdeñable) a precio de saldo.
No se admiten excusas.

lunes, 7 de julio de 2008

AGITADO, NO REMOVIDO...

¿O era removido, no agitado?

La cuestión de la forma de mezclar los componentes de un cóctel tiki, como casi todo lo relacionado con la materia, es objeto de polémica.

Cuando solo trata de agitar, no hay problema. Una coctelera y nuestro fuerte brazo, más algo de juego de muñeca para vacilar y listo.
Pero cuando por sus ingredientes, el cóctel requiere recurrir a medios mecánicos, es otra historia.
Actualmente, los americanos emplean principalmente las batidoras de vaso. Básicamente se trata de un recipiente de gran tamaño con unas aspas en el fondo. Imposible de encontrar por aquí hace unos años,
parece que ahora se van poniendo de moda. Personalmente me parecen unos armatostes que ocupan mucho espacio y no son nada sencillas de limpiar. Eso sí, nos permite mezclar grandes cantidades de una sola vez, cosa que no es una gran virtud en coctelería pero que imagino que este es el motivo de su popularidad entre los norteamericanos, tan dados a la gula y a anteponer la comodidad sobre todas las cosas.

Sin embargo, cronológicamente el primer artilugio empleado en estas tareas fue el ”Top mixer” otro armatoste pero en esta ocasión , las aspas están situadas en la parte superior del vaso, con lo que se requiere menos potencia para similar resultado, la mezcla se enfría más aguandose menos y al entrar en contacto con el aire el resultado tiene ese toquecillo espumoso.

Además este aparato es en el que pensaban los grandes maestros cuando diseñaban las recetas sus combinados al principio de los tiempos de la coctelería tropical, con lo que sería sin duda la opción más ortodoxa.

En España no podíamos (ni podemos) permitirnos esos derroches de espacio y energía de los norteamericanos. Pero gracias a Gabriel Luelles, contamos desde final de los años 50, con un aparato que nos ofrece todas las ventajas de un buen Top Mixer y ninguno de sus inconvenientes. Hablamos por supuesto, de la imprescindible Minipimer, una de las cumbres del diseño industrial de todos los tiempos.
Este diseñador catalán debería contar con el agradecimiento eterno de todo aquel que se haya visto en la necesidad de preparar potitos o que guste de de confeccionar cócteles exóticos.
Pero no era mi intención hacer una disertación sobre electrodomésticos del pasado.
Todo lo anterior es solo una introducción para presentar mi nueva adquisición tecnológica: El
Cocktail Mixer, otro hito del diseño industrial aplicado al noble arte de la coctelería.

Lo que realmente me atrajo fue el morbo por esa tipografía fusilada de aquella celebre película en la Tom Cruise interpreta a un malabarista.

Ni siquiera tenía esperanzas de que el aparato tuviera alguna utilidad real (sí, soy esa clase de consumidor).
Pero cual sería mi sorpresa cuando resultó que no solo realmente sus varillas giraban impulsadas por el poder de dos pilas de 1,5 V, sino que los resultados que se obtenían a la hora de preparar un coctel eran más que aceptables.

Si además tenemos en cuanta las ventajas que supone su portabilidad (puedes preparar tu combinado favorito mientras esperas en la cola del cine o viajas en metro), nos encontramos sin duda ante un aparato imprescindible en el hogar de todo barman aficionado.

jueves, 3 de julio de 2008

TOÑO FUENTES, MAESTRO DE LA GUITARRA DE ACERO

Siguiendo en onda latina que comenzaba con la entrada sobre el Pisco, hoy hablaremos sobre la vida y obra de Toño Fuentes, maestro colombiano de la guitarra hawaiana (o hawayana como se dice en varios de sus discos).
Todo un personaje (en su Colombia natal, se entiende).
Niño precoz, siendo un tierno un infante ya dominaba varios instrumentos y apuntaba muy buenas maneras como virtuoso del violín.

No obstante no iniciaría su camino al estrellato hasta bien entrados sus 50 años y con un instrumento bastante peculiar: la guitarra hawaiana.
Prefirió dedicar sus mocedades al mundo empresarial, eso sí, centrándose en el negocio de la música.
A mitad de los años 30
fundó Discos Fuentes, primera casa de discos colombiana y una década más tardes la primera fabrica de discos de su país.
Su imperio discográfico llega hasta el día de hoy, Con un plantel de estrellas de esos que solo oír sus nombres ya produce escalofríos y que si sois aficionados a hurgar en los cajones de saldos de las tiendas de discos seguro que alguno os resultará familiar: El Tropicombo, Frenesí Orquesta, Tuko y sus Tesos...

Pero mucho más interesante considero su faceta como músico.
Siendo ya un cincuentón decidió dar al mundo conocimiento de su dominio de la guitarra hawaiana.

Aunque a finales de 50 y principios de los 60 la música de aires polinesios era realmente popular, el señor de la fuente optó por explorar nuevos territorios.

Su estilo se caracteriza principalmente por estirar las notas al máximo, truquillo más efectista que otra cosa, pero del que hay que reconocer que queda resultón.

Pero además prescinde de todo el rollo falsopolinesio tan del momento y pone su instrumento al servicio de la música latina, que al fin y al cabo había sido su negocio hasta entonces.

Se hace acompañar de un grupo de instrumentos típicos del folclore sudamericano como la guitarra española, guitarrón mexicano, tiple colombiano o el arpa y centra su repertorio los clásicos del de la música latinoamericana. El resultado es publicado en 1962 con el titulo de Cuerdas que lloran, que respaldado por el imperio discográfico Fuentes, será un éxito inmediato.

A este concepto musical, ya de por si ingenioso, aplica el señor Fuentes toda su astucia comercial y lo exprime al máximo. Cuerdas que lloran en Mexico, Cuerdas que lloran en Venezuela, y así hasta más de 20 discos. ¿Cómo lo hace? Sencillo. Básicamente, incluyendo un par de temas alusivos a cada país y rellanando el resto siempre con los mismos temas, que debido a los arreglos no pueden dejar de sonar familiares a los cualquier latino, con lo que nadie se siente defraudado.

Si después de todo esto, todavía queda alguien interesado en profundizar en la materia, existe abundante bibliografía sobre la historia de la industria discográfica colombiana (no me preguntéis por que) y Discos Fuentes, siguen ofreciendo a precios muy competitivos todo el legado musical de su patriarca.