miércoles, 8 de junio de 2011

PLÁSTICO EXÓTICO

En la segunda mitad de los 70 la fiebre del Tiki que afectó a la península ibérica alcanzó su cota más alta. Practicamente no existía ciudad que no contara con por lo menos menos un par de Bares Polinesios e “ir al Hawaiano” era un rito practicado a diario por un gran número de españoles.
Pero en esa misma época se produjo una singular variante de este fervor nacional por el exotismo falso, que afectó nada menos que a la población infantil.


En 1978 los niños españoles llevaban varios meses exponiéndose a raciones semanales de Mazinger Z y eso un país de un único canal televisivo (la “UHF” no cuenta) y con una población infantil hasta entonces virgen en lo referente a la animación japonesa (“Heidi” no cuenta) supuso un fenómeno sociológico tal vez difícil de entender ahora, pero que marcó el desarrollo de una generación de infantes españoles.


La serie fue abruptamente retirada de la programación y sustituida sin previo aviso por Orzowei, serie italiana de imagen real y con coartada literaria, que narra las andanzas africanas de un desventurado huerfano blanco. Casi la antítesis de la serie japonesa, con la solo tenía en común unas importantes dosis de sadismo.

Este brusco paso de la Aleación Zeta y la Energía Fotoatómica los estampados de piel de leopardo y el bambú no provocó revueltas pidiendo la vuelta de los brutos mecanicos, como uno hubiera esperado.
Todo lo contrario.
Los robots japoneses fueron rápidamente olvidados y en solo unas semanas Orzowei ya contaba con su propio pastelito, la autentica medida del éxito infantil en la época, y la infancia española, influida por la estética del nuevo serial se lanzó a un fervoroso culto de lo primitivo.
Para satisfacer esta demanda proliferararon las colecciones de cromos que ofrecían una versión pop sobre culturas exóticas y el arte primitivo y toda clase de juguetes inspirados en ellas que convirtieron a kioskos y tiendas de chuches en los nuevos templos de este culto.


Sería un error menospreciar los logros estéticos de este Paganismo de Bazar.
Es cierto que en la mayoría de los casos se trataba de objetos baratos dirigidos simplemente a satisfacer  instintos naturales de los pequeños salvajes como disfrazarse de canibal o golpearse con objetos contundentes o afilados, pero en algunas ocasiones alcanzaron un nivel de sofisticación equiparable al que existió en el universo Tiki  adulto, provocando situaciones como la de que un niño jugara en un parque con la reproducción en plástico de un objeto de arte oceánico que también podía encontrarse plasmada en porcelana para recreo de sus padres un Bar Polinesio.


Como sucedió con la versión adulta del culto al Pop Polinesio, esta Edad de Oro del Plástico Exótico se desvaneció y su recuerdo ha sido borrado incluso de la nostalgia oficial.
Pero de la misma manera, atrás quedaron los deshechos de esta versión Tiki infantil, para ser rescatada del olvido por arqueologos de mercadillo y aficionados a las cosas del Tiki.


4 comentarios:

Kailani dijo...

¡Qué juguetes más monos!!!! De la serie me acuerdo, pero las máscaras no recuerdo haberlas visto... por cierto, bonitas fotos.

Kailani dijo...

¡Qué juguetes más monos!!!! De la serie me acuerdo pero las máscaras no recuerdo haberlas visto... por cierto, bonitas fotos.

Oscar dijo...

SAludosss.me presento..soy oscar de perú..aca salieron las segundas mascaras ..como promocion de una mantequilla terrible.(solo para hacer reposteria)... mi blog es .
mascarasdeastra.blogspot.com
pronto publicare mas fotos tanto de las miniaturas plasticas , como de sus pares en papel.....
saludossssss

misterdunkin dijo...

Hola, me gustaria contactar contigo para comentarte unas cosas, como puedo escribirte un mail?

Saludos.