martes, 10 de noviembre de 2009

LA CHICA HULA QUE SURGIÓ DEL FRIO

Pudiera pensarse que la historia del tiki nacional es algo sencillo. Un terreno en el que ya queda poco lugar para la sorpresa. Hace ya años que aventurados exploradores extranjeros sacaron a la luz y difudieron la riqueza del Pop Polinesio español.
En su día estas revelaciones conmocionaron el Mundo Tiki, pero a estas alturas todos los aficionados a las cosas tiki están familiarizados con los bares polinesios de Barcelona, Arte 4, Porcelanas Pavón o el gusto de los marinos españoles por traer de Polinesia idolos paganos e irresistibles ganas de montar bares exóticos.
Pero ¿existió algo más que esto?. ¿Es posible el Tiki Ibérico siga albergando zonas oscuras y misterios por desvelar?.
Creo que sí. De hecho que gracias, a uno de esos fortuitos encuentros de mercadillo tropecé con una de esas zonas inexploradas del nuestro Tiki. Allí, sirviendo como recipiente para orquillas del pelo, estaba este inusual bol que inmediatamente disparó todas mis tiki alarmas.
Los más avispados ya se habrán dado cuenta de que se trata una versión bastante especial del "Kneeling hula girl bowl" de Trader Vic´s (mil gracias a Kingstiedye por prestar la imagen de su envidiable colección). Valores artísticos a parte, es inapreciable como prueba de que la onda expansiva de la explosión tiki de principios de los años 70 llegó incluso a los Pirineos. Su autor es un conocido artista de la zona, todavía en activo y reconocido especialista en cerámica tradicional. Durante algún tiempo el espacio de los hornos de su taller que hasta entonces estuvo destinado a botijos fue ocupado por nuevos artefactos destinados a satisfacer la demanda de los numerosos bares tiki, principalmente de la zona pirenaico aragonesa.
Aunque los diseños están dentro del estilo Polinesio Pop ortodoxo, se mantuvieron en la elaboración las más puras técnicas de la tradición cerámica turolense. El resultado son piezas únicas, interesantes fusiones de estilo tiki y ancestrales tradiciones artesanas españolas. Lamentablemente esta escuela Hawaimaña no terminó de cuajar. Su cerámica resulta demasiado frágil y no se adapta a la dura vida de vaso de bar polinesio. No pudo competir con la durable porcelana que empleaban los artistas tiki castellanos del momento y esto condujo inevitablemente a su extinción.
En cualquier caso, resulta una muestra más de la riqueza del Tiki Ibérico que aún no ha recibido el reconocimiento que corresponde. Rindamos desde aquí merecido homenaje a todos los heroes del Tiki Aragonés.



1 comentario:

Mr. Ivan dijo...

Envidiable hallazgo, sí señor. Pobre chica, en el pirineo aragonés y en coconut-bra. Con razón tiene esa cara de circunstancias.

Hace años (a la tierna edad de 16) estuve en un bar tiki en la Vall d'Aran. Muy probablemente siga abierto. Hasta ahí puedo leer.

:)