lunes, 21 de enero de 2008

WAWALAG


El año 2007 no fue nada bueno para los bares hawaianos madrileños.
A finales del verano pasado cerraba sus puertas definitivamente House of Ming, clásico entre los clásicos, sin darnos ni siquiera ocasión de despedirnos de él como merecía.
La cuestión ya se trató aquí.

Con esta desaparición, WAGALAG se convertía en el Tiki bar madrileño más antiguo, pero ostentó este título apenas unos meses y antes de que terminara el año también echaba el cierre.

Debo confesar que no era un lugar que me simpatizara.
Tenía una clientela predominantemente adolescente. Eran celebres por tener la manga muy ancha a la hora exigir el DNI a sus clientes con aspecto de no alcanzar la edad legal para consumir alcohol, lo que lo convertía lugar de peregrinación de púberes de toda la ciudad.

Su ubicación en la calle Serrano, probablemente uno de los mayores núcleos de pijerío del universo, tampoco ayudaba a conseguir un ambiente ideal.

También se habían visto en la necesidad de servir cañitas y tapas durante las mañanas, lo que contribuyó a que buena parte de su encanto se perdiese.

Su atractivo prácticamente solo residía en tomarse el cocktail de la casa, el mítico TESTAMENTO WAWALAG, mientras se contemplaba su colección de vasijas antiguas y algún que otro resto de un pasado más glorioso.
Este cocktail combinaba ron, coñac y ginebra y se servía en una enorme vasija humeante, que por lo explosivo de la mezcla y lo espectacular de la presentación, hacia las delicias de la chiquillería que llenaba el local.

Por todo lo anterior llevaba varios años sin acercarme por allí, pero conmocionado por el cierre de House of Ming, quise darle una nueva oportunidad.
Me acerqué una tarde y comprobé que no se habían producido grandes cambios desde mi última visita. Decidí entonces preparar un safari fotográfico y darle un buen repaso a su carta, pero apenas una semana después ya no quedaba ni rastro del bar y en el local había una obra bastante avanzada de lo que parece un restaurante de lujo.
Otro bar histórico que se pierde.
Al menos me ha servido para hacerme consciente de que poseo la facultad de provocar que los locales que visito cierren a los pocos días, así que he decido emplear este poder para hacer el bien y desde hoy iré cada día a un Starbucks y en un par de meses habré acabado con ellos.
Si hay alguien interesado en adquirir un souvenir de WAWALAG, la vasija del TESTAMENTO todavía está en el catálogo de Porcelanas Pavón, aunque si no recuerdo mal, es la más cara de todas las que producen, lo que significa probablemente necesites un crédito personal si estás pensando en hacerte con una.

2 comentarios:

juanmar dijo...

Muy bueno el post sobre Wawalag, trabajé allí un tiempo, muy gratos recuerdos de compañeros y amigos que la vida alejó, gracias. Y si tenés mas fotos me gustaría verlas, saludos desde Santa Fe, Argentina.

Señor Castaway dijo...

Muchas gracias por dejarte caer por aquí. Me encantaría charlar algo más contigo sobre el lugar y aquellos tiempos.
Te mandé un correo al respecto.
Saludos.